Lo primero que debemos hacer es preparar la maceta que albergará nuestro futuro árbol.
- Ponemos una pequeña capa de grava, piedrecitas o arcilla en el fondo que nos permitirá drenar el exceso de agua.
- Sacamos nuestro futuro árbol con su cepellón (conjunto de raíces y tierra) de la maceta. En el caso de estar excesivamente seco, podemos humedecerlo unas horas antes para que no se deshaga al realizar esta operación.
- Añadimos una pequeña cantidad de tierra y con la maceta vacía en la que teníamos el árbol calculamos la altura a que deseamos que vaya a estar.
- Una vez calculada la tierra que hará de base a nuestro árbol, podemos rellenar la maceta dejando el hueco del futuro cepellón y después colocar el árbol o colocar el árbol directamente y rellenar de tierra después. Es importante romper ligeramente el cepellón por los laterales y la parte inferior para ayudar a las raíces a repartirse por toda la maceta y evitar la asfixia radicular justo cuando vaya a plantarse.
- En el caso de que la tierra no sea nueva, la cual suele venir con abono integrado, debemos añadir y mezclar algo de abono en las medidas recomendadas por el paquete a la tierra de nuestra maceta.
- Compactamos ligeramente la tierra de la maceta y el cepellón para ayudar al árbol a asentarse y eliminar bolsas de aire.
- Regamos profundamente.
Se debe evitar realizar el trasplante durante las horas centrales del día y que reciba luz solar directa los primeros días si es posible.
También es recomendable no realizar trasplantes si existe riesgo de heladas o se prevé un excesivo calor para minimizar el sufrimiento del árbol o su posible muerte.